Las estadísticas públicas del INE, que hacen un chequeo mensual a las magnitudes de la industria en España, muestran el difícil estado de este sector productivo motivado, por un lado, por la crisis y, por otro, por una serie de deficiencias estructurales. Este hecho ha provocado que la producción caiga un 25% desde 2008, según la encuesta realizada por Estadística. A ello se une un nivel de costes, especialmente energéticos como apuntan las organizaciones empresariales y sindicales, que provoca una serie de desventajas competitivas que lastran a las empresas españolas y a las que operan en el país respecto a los principales rivales de un mercado cada vez más globalizado. La subida de precios industriales ha sido constante desde los años setenta. Las organizaciones sectoriales y los sindicatos se muestran contrariados porque entienden que ha habido un escaso apoyo por parte de los distintos Gobiernos en España, derivando la economía hacia otras actividades, principalmente los servicios. “Ni este Ejecutivo ni los anteriores han tenido voluntad”, critica Máximo Blanco, secretario de Estrategia industrial de CC OO de Industria. “Se olvidan”, lamenta. Sin embargo, la llegada de este periodo electoral ha cambiado el interés de los partidos. “En general, el discurso de apostar por la industria está ganando poder entre las formaciones”, explica Carlos Reinoso, director general de ASPAPEL. “La industria está de moda”, celebra. Aunque según advierte Andrés Barceló, director general de Unesid, la patronal de la siderurgia, “el diablo está en los detalles”. Reinoso explica que hay que “apostar por la industria”, puesto que “la economía con esta base es más solida”. Por ello, pone de ejemplo a países con mayor peso del sector que España que han aguantado mejor la crisis. “Hemos visto las orejas al lobo del problema de depender de otros sectores”, comenta. El directivo argumenta que la próxima legislatura “debería ser determinante” para esta actividad.